lunes, 4 de noviembre de 2013

Superar la falta de motivación para estudiar




© Peter Dazeley / Getty Images


La falta de ganas para ponerse a estudiar es bastante habitual. Estas son algunas claves que te ayudarán a superarla.

No te propongas ponerte a estudiar

Proponte tan solo sentarte ante la mesa con el libro abierto. Eso es fácil de hacer y no necesitas estar muy motivado. Una vez sentado ante el libro, proponte las siguientes submetas, centrándote solo en lograr una cada vez y sin pensar en las que vendrán después:
Leer la primera página o apartado del libro.
Subrayar lo que has leído.
Escribir un resumen de lo que acabas de leer, como si pretendieras explicárselo a otras personas para que lo entiendan. Así podrás saber si lo has entendido. Cuando una persona comprende bien lo que lee, es capaz de explicárselo a otros. Si no puedes hacerlo es que necesitas seguir profundizando en el tema.
Haz lo mismo para los siguientes apartados del tema de estudio.

Interésate por el tema de estudio

Es mucho más fácil aprender algo que te gusta y te interesa que algo que no te interesa en absoluto. Sin embargo, en principio cualquier cosa puede llegar a interesarte, y depende de ti encontrar el modo de lograrlo. Para ello has de empezar por tener una mente más abierta al aprendizaje de todo tipo de materias de estudio e interesarte por el aprendizaje en sí mismo, como si hubieras decidido leer ese libro por tu cuenta, porque te apetece y deseas aprender.

Por ejemplo, si hasta ahora has pensado que la historia no te interesa y te aburre tremendamente, olvida esa idea y trata de ver la historia desde otro punto de vista. Empieza por leer el tema sin pretender estudiar, tratando de interesarte por lo que lees, como si leyeras un artículo de una revista. Puede que descubras que no es tan aburrido como pensabas.

Plantéalo como un reto

Llegar a dominar algo puede ser un reto interesante. Por ejemplo, si no te gustan lasmatemáticas y parece que no se te dan bien, proponte como reto dominar algún tipo de ejercicio en particular. Para ello, centra toda tu atención en dicho ejercicio, lee el tema del libro donde se explica, busca información en internet, piensa, pregunta al profesor o compañeros, y diviértete superando ese reto. Tal vez descubras que no se te da tan mal como creías.

Tú puedes moldear tus gustos y capacidades

Tus gustos, tus habilidades y tus capacidades no solo pueden cambiar, sino que se relacionan con tu manera de pensar. Por ejemplo, si ves un alimento determinado y piensas que te desagrada, nunca lo probarás y no sabrás si realmente te gusta o no. Y algunos alimentos que no te gustan pueden llegar a gustarte si se cocinan de un modo determinado o diferente. Algo parecido pasa con tus gustos en todo lo demás: puedes hacer que la historia o las matemáticas o cualquier otra materia llegue a gustarte si te acercas a ella con la actitud adecuada, esforzándote por encontrar algo que te interese en esas materias.

Y respecto a tus habilidades, ten cuidado con las etiquetas que te pones, como “no se me dan bien las matemática”, porque te puedes estar equivocando. El problema es que si piensas que algo no se te da bien, convertirás esa profecía en realidad porque te esforzarás muy poco. Piensa, por tanto, que, en principio, puedes hacer bien cualquier cosa, y entra a fondo en ella.

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